Una vez más, bajo temprano a coger el bus y se completan 45 minutos mientras pasa. Una vez más llego tarde a la oficina, por culpa de esta ruta que es muy aleatoria y es la única que me sirve. Cuando espero el bus me siento en un muro que hay en la avenida, mientras escucho música con mis audífonos y veo pasar la vida...
Se observan muchas situaciones como peleas de parejas, niños huyendo de las mamás, el típico caso del man corriendo por cuadra y media el bus, pero hoy se desarrolló uno en especial. Los distribuidores de insumos de Juan Valdés parquean su camión en la esquina donde yo espero. Abren las compuertas y descargan agua, azúcar y demás insumos necesarios para el debido funcionamiento del local. Hace una semana la niña que entrega los ADN pasaba por el frente y se generaron un par de sonrisas por parte del conductor del camión. Un muchacho de unos 20 años que recibió gratamente una sonrisa por parte de la niña. Ella, alta de piel blanca, con su acostumbrado uniforme amarillo y su paquete de diarios en el brazo solo sonrió y siguió su camino entregando diarios a quién pasara, entre ellos yo.
Hoy, llegó el camión a la misma hora, y el conductor a quien llamaremos Juan, se baja con una sonrisa en la boca, la cuál desaparece cuando su niña no estaba por ahí. Como quien no quiere la cosa camina hasta la esquina hasta darse cuenta que la chica ADN que ahora llamaremos María se encuentra en la otra esquina al lado del carro de diarios ya terminados y sin moverse hacia ningún lado. Esto desanima a Juan quien de mala gana con su compañero de logística que llamaremos Miguel abre las compuertas del camión y una vez más realiza la descarga del material. Juan, comienza a cargar el carro transportador y Miguel se le burla disimuladamente dándole un par de palmadas en la espalda. Mientras Miguel termina de llenar el carro transportador, Juan mete la mano a su bolsillo y saca una hoja de papel que abre y lee detenidamente mientras Miguel hace un chiflido indicando que ya todo está listo para entregar.
inician el traslado hacia el local mientras yo me levanto de mi muro y camino un poco hacia la entrada del local, notando que María no le quitaba la mirada a Juan desde que cruzaron la esquina. Juan cuando nota esto sonríe y le dice un par de palabras a Miguel. Este continúa llevando el carro mientras Juan una vez más revisa su bolsillo. Camina hacia María y sin decir ni una sola palabra le entrega el papel. Antes que ella pudiera preguntar algo, Juan da media vuelta y entra al local con la cara de un color como la camiseta que llevo hoy.
Luego pasa mi bus y no pude observar como terminó el capítulo de hoy, pero deben saber que los actualizaré cuando esta historia llegue a un nuevo estado.
En un pequeño espacio común, donde a diario transitan una gran cantidad de personas se pueden generar miles de historias, más allá de la historia de cada quién que carga a sus espaldas. Es increíble ver cuánto se podría escribir de cada quién y de cada momento de su vida. Amor, tristeza, emoción, odio y demás sentimientos que se presentan en algunos espacios y que casi siempre ignoramos llenan de colores la vida, permitiendo que esto no sea un plano con acciones repetitivas. Qué bonito es saber que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa y que en las manos de cada quién esta el permitir que sucedan o no.
Esta reflexión me lleva a pensar que aquellos que se quejan o que dicen que no tienen no es porque la vida se lo puso así o porque "dios lo quiso así". Simplemente es por que no se le aplica el interés o la energía necesaria para que las cosas se den. Excusas hay muchas, "es que falta", "es que hacen", "es que no me deja", "es que no tengo" o "es que no puedo", y esto hace que dejemos metas pendientes o atrasadas, para que después nos quejemos de ello y tengamos que corregir en ves de prevenir.
Mi propuesta es que si queremos hagamos, no critiquemos sino que implementemos, y que soñemos que a la final todo es posible si se hace con constancia y dedicación.
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Se observan muchas situaciones como peleas de parejas, niños huyendo de las mamás, el típico caso del man corriendo por cuadra y media el bus, pero hoy se desarrolló uno en especial. Los distribuidores de insumos de Juan Valdés parquean su camión en la esquina donde yo espero. Abren las compuertas y descargan agua, azúcar y demás insumos necesarios para el debido funcionamiento del local. Hace una semana la niña que entrega los ADN pasaba por el frente y se generaron un par de sonrisas por parte del conductor del camión. Un muchacho de unos 20 años que recibió gratamente una sonrisa por parte de la niña. Ella, alta de piel blanca, con su acostumbrado uniforme amarillo y su paquete de diarios en el brazo solo sonrió y siguió su camino entregando diarios a quién pasara, entre ellos yo.
Hoy, llegó el camión a la misma hora, y el conductor a quien llamaremos Juan, se baja con una sonrisa en la boca, la cuál desaparece cuando su niña no estaba por ahí. Como quien no quiere la cosa camina hasta la esquina hasta darse cuenta que la chica ADN que ahora llamaremos María se encuentra en la otra esquina al lado del carro de diarios ya terminados y sin moverse hacia ningún lado. Esto desanima a Juan quien de mala gana con su compañero de logística que llamaremos Miguel abre las compuertas del camión y una vez más realiza la descarga del material. Juan, comienza a cargar el carro transportador y Miguel se le burla disimuladamente dándole un par de palmadas en la espalda. Mientras Miguel termina de llenar el carro transportador, Juan mete la mano a su bolsillo y saca una hoja de papel que abre y lee detenidamente mientras Miguel hace un chiflido indicando que ya todo está listo para entregar.
inician el traslado hacia el local mientras yo me levanto de mi muro y camino un poco hacia la entrada del local, notando que María no le quitaba la mirada a Juan desde que cruzaron la esquina. Juan cuando nota esto sonríe y le dice un par de palabras a Miguel. Este continúa llevando el carro mientras Juan una vez más revisa su bolsillo. Camina hacia María y sin decir ni una sola palabra le entrega el papel. Antes que ella pudiera preguntar algo, Juan da media vuelta y entra al local con la cara de un color como la camiseta que llevo hoy.
Luego pasa mi bus y no pude observar como terminó el capítulo de hoy, pero deben saber que los actualizaré cuando esta historia llegue a un nuevo estado.
Imagen tomada de: http://corazamar.blogspot.com/2011/07/pamela-y-cristobal-una-historia-de-amor.html
En un pequeño espacio común, donde a diario transitan una gran cantidad de personas se pueden generar miles de historias, más allá de la historia de cada quién que carga a sus espaldas. Es increíble ver cuánto se podría escribir de cada quién y de cada momento de su vida. Amor, tristeza, emoción, odio y demás sentimientos que se presentan en algunos espacios y que casi siempre ignoramos llenan de colores la vida, permitiendo que esto no sea un plano con acciones repetitivas. Qué bonito es saber que en cualquier momento puede pasar cualquier cosa y que en las manos de cada quién esta el permitir que sucedan o no.
Esta reflexión me lleva a pensar que aquellos que se quejan o que dicen que no tienen no es porque la vida se lo puso así o porque "dios lo quiso así". Simplemente es por que no se le aplica el interés o la energía necesaria para que las cosas se den. Excusas hay muchas, "es que falta", "es que hacen", "es que no me deja", "es que no tengo" o "es que no puedo", y esto hace que dejemos metas pendientes o atrasadas, para que después nos quejemos de ello y tengamos que corregir en ves de prevenir.
Mi propuesta es que si queremos hagamos, no critiquemos sino que implementemos, y que soñemos que a la final todo es posible si se hace con constancia y dedicación.